24 ago 2009

LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO


Los Manuscritos del Mar Muerto o Rollos de Qumrán (llamados así por hallarse los primeros rollos en una gruta situada en Qumrán, a orillas del mar Muerto) son una colección de casi 800 escritos de origen judío, escritos en hebreo y arameo por integrantes de la congregación judía de los esenios, y encontrados en once grutas en los escarpados alrededores del mar Muerto.

Cuevas cercanas a QumránLos primeros siete rollos fueron encontrados en 1947 por Jum'a y su primo Mohammed ed-Dhib, dos pastores beduinos de la tribu Muxapixa en una cueva de Qumrán.

Se cuenta que utilizó algunos en una hoguera para calentarse, al carecer del conocimiento de la importancia del hallazgo. Estos rollos fueron vendidos (troceados, para aumentar su precio) a un anticuario en el mercado local, extraviándose un tiempo algunos en Egipto y otros en los Estados Unidos.

Posteriormente se publicaron copias de los rollos, causando un masivo interés en arqueólogos bíblicos, cuyo fruto sería el hallazgo de otros seiscientos pergaminos, y cientos de fragmentos.

Lo más importante de este hallazgo es su antigüedad, que permite estudiar importantes fuentes teológicas y organizativas del judaísmo y del cristianismo. La mayoría de los manuscritos datan de entre los años 250 a. C. y 66 d. C., estando entre ellos los textos más antiguos de que se dispone en lengua hebrea del Tanaj o Antiguo Testamento bíblico. Se cree que fueron ocultados por los esenios debido a las revueltas judías contra los romanos en esos años.

Biblioteca


Entre los manuscritos se encuentran:

Los libros del Tanaj, incluido una versión más extensa del Libro I de Samuel, con la excepción de Ester, así como los deuterocanónicos como el Sirácida y el Libro de Tobías;

Estudios sobre cada libro de la Escritura, desde un punto de vista esenio;

Los manuales, reglamentos y oraciones propias de la comunidad que habitó el sitio, entre los cuales destaca el Documento de Damasco, que ya había sido encontrado en 1896 en el depósito de una sinagoga, en una versión manuscrita por los karaitas del siglo IX.
Un rollo de cobre con cuestiones contables y relativas a la localización de determinados tesoros.

-Diversos textos religiosos intertestamentarios como:

.el Libro de Enoc.

.el Testamento de los Doce Patriarcas.

.el Libro de los Jubileos, que expone un calendario solar, diferente a los que usaban los fariseos y saduceos en el Templo y que conducía a un conflicto por las fechas de celebración de las fiestas de la Ley, pero que concuerda con las normas de la comunidad de Qumrán y es explícitamente citado en el Documento de Damasco (XVI 3-4).

El traductor de estos manuscritos, Florentino García Martínez, escribió que, con la única excepción de rollo de cobre, se trata de una "biblioteca sectaria", pues los rollos forman un conjunto articulado de concepciones teológicas, escatológicas, morales y éticas (1992:36-39). Las normas de la comunidad citan y hacen referencia a todos los textos bíblicos, apócrifos y seudoepigráficos encontrados, de manera que estos sustentan a aquellas, que a su vez se consideran intérpretes de textos inspirados que están en la "biblioteca". El uso del antiguo calendario hebreo por la comunidad, claramente diferente al oficialmente vigente en el siglo I, distingue a la biblioteca de los textos de otras corrientes judías, como los fariseos.
Concepciones
Las concepciones de los miembros de esta comunidad chocan con las de los poderes sociales. En el comentario esenio de Habacuc (1Qp Hab VII:2-5), rendir culto a las armas e insignias de guerra se considera sinónimo de idolatría, tal como lo expone Jeremías 7:18 acerca del culto al ejército: “Los hijos recogen leña, los padres prenden fuego, las mujeres amasan para hacer tortas al ejército y se liba en honor a otros dioses para exasperarme”, dice en las versiones hebreas y manuscritos griegos Sinaítico y Vaticano, los más antiguos. Este versículo fue modificado tardíamente por la Vulgata latina y a posteriori por el griego Alexandrino en el siglo V d. C., que colocan en 7:18 en vez de "ejército", las palabras "Reina de los Cielos", tomadas del capítulo 44 (17-25), tal vez por temor a enfrentar el viraje de la jerarquía de la iglesia oficial en favor de los ejércitos imperiales, en contra de los primeros cristianos.

En el Documento de Damasco, (IX:1-6,9) insiste en que no se debe tomar venganza y sólo Dios puede vengar y repite como Pablo (Romanos 12:19) “no te harás justicia por tu mano”, una cita del Testamento de los Doce Patriarcas (Gad 6:10). Contra el derecho de gentes romano y la propia costumbre del Antiguo Testamento, el mismo Documento (XII:6-7) declara: "ninguno extienda su mano para derramar sangre de alguno de los gentiles por causa de riqueza o ganancia, ni tampoco tome nada de sus bienes".

Otro escrito de Qumrán (1Q27:9-10) dice:

¿No odian todos los pueblos la maldad? Y sin embargo todos marchan de su mano. ¿No sale de la boca de todas las naciones la alabanza a la verdad? y sin embargo ¿Hay acaso un labio o una lengua que persevere en ella? ¿Qué pueblo desea ser oprimido por otro más fuerte que él? ¿Quién desea ser despojado abusivamente de su fortuna? Y sin embargo ¿cuál es el pueblo que no oprime a su vecino? ¿Dónde está el pueblo que no ha despojado la riqueza de otro?".
Se aclara así la separación entre la visión esenia y el nacionalismo celota. De ninguna manera los esenios veían una alternativa contra Roma en el establecimiento nacional judío oficial.

Se aclara también el papel de los fariseos, quienes en los Evangelios posteriores se presentan como símbolo de severidad o celo por la ley; mientras en realidad eran liberales legalistas, de “interpretaciones fáciles”, que “cuelan el mosquito pero dejan pasar el camello” (Mateo 23:24); el camello es el rico Mateo 19:24)

Los fariseos cambiaban los preceptos de Dios por sus tradiciones (Marcos 7:9-13); declaraban santos sus bienes para no darlos solidariamente, inventaban sistemas para burlar los Jubileos (en los que había que devolver la tierra a quienes la habían perdido) y los años sabáticos (en los que se debían perdonar las deudas) y evadir todos los compromisos con los más necesitados. Así, permitían declarar cosa sagrada aquello con que se debía auxiliar a los ancianos, para evitar donárselo (Mateo 13:3-6). En cambio, el Documento de Damasco ordenó a los esenios que nadie declarara sagrado nada de su propiedad (XVI 16).

Doctores fariseos, como el rabino Hillel (presidente del sanedrín, quien murió el 10 a. C.) ingeniaron soluciones para evadir la condonación de deudas de los años sabáticos y la reforma agraria de los jubileos, dispuestas para recomponer la equidad social cada 7 años (año sabático) y cada 50 años (Jubileo).

Según S. W. Baron, el rabino Hillel se inventó el prosboul para transferir las deudas al tribunal y no perdonarlas cuando era debido. Los reyes —especialmente los Herodes— atropellaron a los campesinos con tributos: el campesino se obligaba con deudas para pagarlos y luego perdía la tierra y hasta la libertad.

Los fariseos eran realmente "celosos de la riqueza" (Lucas 16:14 y Reglamento de la Comunidad de Qumrân XIX:2) y enfatizaban en una observancia ritual del sábado y no en el amor al prójimo. Mientras los fariseos ("vosotros" Mateo 12:11) permitían que un sábado se sacara de un pozo a una res accidentada, para salvar una propiedad, se oponían a curar a las personas en sábado. Los esenios, como escribieron en el Documento de Damasco (XI:12-15), se oponían a preocuparse por las riquezas el sábado, o a mandar a los criados a cuidar de ellas. Si a un rico se le caía una vaca al pozo, mandaba a un trabajador a sacarla, así fuera Sábado, pero un pobre no tenía suficientes vacas para no encerrarlas el sábado o no tenía ninguna. En cambio, “un hombre pobre o rico podía accidentarse un sábado y en ese caso, los esenios mandaban quitarse las ropas y rescatar con ellas a la persona que hubiera caído al agua inmediatamente, el mismo sábado”, (4Q 265, f.1, c.II:6-7).

Contra la hipocresía y el legalismo característico de una vida de burla a la voluntad de Dios, se propusieron el amor y la misericordia, que varios apócrifos intertestamentarios muestran como la característica por excelencia de Dios.
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2 comentarios:

Candela dijo...

Te agradezco el comentario que has dejado en "El Cenicero de Candela", porque me ha traído a tus blogs y éste en particular que me resulta una verdadera delicia. Lo agrego a mis blogs favoritos.

Un abrazo

bibliotecaria dijo...

Gracias Candela por tu comentario. Te espero. Un beso.