9 abr 2011

BIBLIOTECA HUMANA


Toronto. La Biblioteca Pública de Toronto inauguró en noviembre pasado un raro programa de fomento a la lectura titulado “Biblioteca humana”. Durante la jornada inaugural, doscientos usuarios (de distintos niveles sociales y económicos, diversas profesiones y niveles de escolaridad) solicitaron “en préstamo temporal” lo que podría considerarse como “libros-humanos” para consulta dentro de las instalaciones de alguna de las cinco sedes de la dicha biblioteca pública, cuyo fondo editorial-humano inicial se conformaba con sesenta ejemplares: entre ellos, un policía, una prostituta, un veterano de guerra, un sobreviviente del cáncer, una modelo de lencería femenina, dos indigentes alcohólicos y un comediante. En cómodas salas de lectura uno o más interesados cuentan con media hora para “leer” las vidas de cada ejemplar-humano; es decir, un adolescente adicto a las drogas, un contador público o un ceramista ciego se prestan durante veinte o treinta minutos para expresar verbalmente el decurso de sus vidas ante un usuario o público lector de sus biografías habladas con el propósito de apuntalar la noción de que todos aprenden de los demás, con la oportunidad de escuchar en boca de los protagonistas las historias que reflejan y refractan.
El experimento de la Biblioteca Humana de Toronto ya fue intentado con éxito en Dinamarca e inclusive existe una organización para estimular su crecimiento: Human Library. Al parecer, promete crecer para este año en otras bibliotecas canadienses, donde ya se anuncia un incremento en el número de vidas-ejemplares que serán ofrecidas en “préstamo temporal” dentro de sus salas de lectura. No hay indicios de que se abra la posibilidad de “consulta externa” e inaugurar con ello la rara bibliofilia de poder tener en casa a un luchador sumo, una modelo en bikini o algún poeta, quienes durante 24 horas o una semana (lo que dure el préstamo) vayan narrando las venturas y desventuras de sus respectivas vidas.

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